Parecerá mentira, pero en la isla canaria de La Palma se acaba de constatar que el derecho que todo ser humano tiene a contemplar las estrellas está en peligro de extinción. El problema, como casi siempre ocurre, lo crea el hombre, que no deja de contaminar la noche con luz y más luz artificial. A este ritmo de locura, la Tierra pronto se convertirá en una pesadilla para los seres vivos nocturnos, que suman la mitad de cuantos habitan el Planeta azul.
Esta agresión repercutirá de manera todavía impredecible en el equilibrio de la biosfera. Eso es, al menos, lo que alrededor de doscientos científicos de casi cincuenta países acaban de denunciar en la «isla bonita» del archipiélago canario, donde se han reunido durante dos días para exigir, incluso por escrito, el derecho del hombre a contemplar en la noche la luz de las estrellas.
El presidente de la Sociedad Europea de Astronomía Cultural, Juan Antonio Belmonte, se preguntó «¿qué pasará, entonces, si la contaminación lumínica apaga las estrellas?». Este ha sido el hilo conductor de la conferencia internacional sobre «La luz de las estrellas, patrimonio de todos», organizada por la Reserva Mundial de la Biosfera de La Palma y el Instituto de Astrofísica de Canarias.
En defensa del cielo nocturno
«Conscientes de que la visión de la luz de las estrellas ha sido y es una inspiración para toda la Humanidad», los asistentes a esta cita concluyeron ayer las sesiones oficiales con una «declaración sobre la defensa del cielo nocturno y el derecho a la luz de las estrellas», en la que, entre otras cuestiones, se subraya que «el derecho a un cielo nocturno de calidad y la capacidad de observar las estrellas deben considerarse como un derecho equiparable al resto de los derechos medioambientales».
A juicio de los astrofísicos presentes en La Palma, «la progresiva degradación del cielo nocturno ha de considerarse como un riesgo inminente que hay que afrontar, de la misma manera que deben abordarse los principales problemas relativos a los recursos y el medio ambiente».
Difusión de la astronomía
En este sentido, la conferencia clausurada ayer puso el acento en la labor educativa, al establecer que «la educación y la difusión de la astronomía, así como de los valores científicos y culturales asociados a la contemplación del universo, deberían considerarse como contenidos básicos a incluir en la actividad educativa en todos los ámbitos».
Y todo ello sin olvidar nunca que «la reducción de la contaminación lumínica deberá integrarse en las políticas energéticas y en los compromisos sobre el cambio climático, ya que una iluminación que respeta el cielo nocturno es una iluminación más inteligente y más eficiente enérgicamente, y mucho más si se utilizan fuentes de energía renovables».
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