Una iluminación artificial nocturna más inteligente y eficiente podría evitar hasta un 80 por ciento de la mortalidad en las aves migratorias, una de las principales especies amenazadas por la contaminación lumínica, según el científico estadounidense Travis Longcore.
En una videoconferencia, en el marco de la Conferencia Internacional sobre Cielos Limpios 'Starlight 2007', que se celebra en la isla de La Palma, Longcore, director científico 'The Urban Wildlands Group'/UCLA, puso hoy de relieve el enorme número de especies animales afectadas por el exceso de luz, también perjudicial para el ser humano.
Todos los ponentes de la jornada celebrada bajo el título 'Preservando la diversidad de la vida en la noche', constataron el efecto directo entre iluminación nocturna y mortandad de especies o cambios en sus pautas, aunque coincidieron en que no hay una solución única para mitigar esos efectos.
Entre los impactos más claros de la contaminación lumínica en los animales, Longcore destacó la mortalidad directa, el cambio de relaciones entre especies y los efectos en su comportamiento reproductor.
Aseguró que las aves migratorias 'pueden morir por millones' debido a la mala iluminación nocturna que provoca colisiones entre ellas y choques con objetos.
Paola Deda, miembro de la Convención sobre la Conservación de las Especies Migratorias de Animales Silvestres (CMS-PNUMA), insistió en que la iluminación nocturna produce un impacto muy claro en las aves, especialmente en aquellas que utilizan sus sistemas de navegación para orientarse mediante la luz de las estrellas.
Aseguró que más de 100 millones de aves mueren cada año por esa causa en norteamérica y denunció que 'hay especies que están desapareciendo silenciosamente sin que nadie se de cuenta'.
También la vida de muchos peces se ve afectada, así como la de las tortugas marinas y algunos mamíferos, como el puma de California que está cambiando su migración tradicional por rutas alternativas no adecuadas desde un punto de vista ecológico, dijo.
El responsable de la Oficina Federal de Medio Ambiente de Suiza, Antonio Righetti, habló de la experiencia de su país y señaló que no es necesario apagar todas las luces por la noche, pero sí bajar la intensidad lumínica, por ejemplo, desconectando los anuncios luminosos o prohibiendo los haces de luz al cielo, que no tienen ninguna utilidad.
En una videoconferencia, en el marco de la Conferencia Internacional sobre Cielos Limpios 'Starlight 2007', que se celebra en la isla de La Palma, Longcore, director científico 'The Urban Wildlands Group'/UCLA, puso hoy de relieve el enorme número de especies animales afectadas por el exceso de luz, también perjudicial para el ser humano.
Todos los ponentes de la jornada celebrada bajo el título 'Preservando la diversidad de la vida en la noche', constataron el efecto directo entre iluminación nocturna y mortandad de especies o cambios en sus pautas, aunque coincidieron en que no hay una solución única para mitigar esos efectos.
Entre los impactos más claros de la contaminación lumínica en los animales, Longcore destacó la mortalidad directa, el cambio de relaciones entre especies y los efectos en su comportamiento reproductor.
Aseguró que las aves migratorias 'pueden morir por millones' debido a la mala iluminación nocturna que provoca colisiones entre ellas y choques con objetos.
Paola Deda, miembro de la Convención sobre la Conservación de las Especies Migratorias de Animales Silvestres (CMS-PNUMA), insistió en que la iluminación nocturna produce un impacto muy claro en las aves, especialmente en aquellas que utilizan sus sistemas de navegación para orientarse mediante la luz de las estrellas.
Aseguró que más de 100 millones de aves mueren cada año por esa causa en norteamérica y denunció que 'hay especies que están desapareciendo silenciosamente sin que nadie se de cuenta'.
También la vida de muchos peces se ve afectada, así como la de las tortugas marinas y algunos mamíferos, como el puma de California que está cambiando su migración tradicional por rutas alternativas no adecuadas desde un punto de vista ecológico, dijo.
El responsable de la Oficina Federal de Medio Ambiente de Suiza, Antonio Righetti, habló de la experiencia de su país y señaló que no es necesario apagar todas las luces por la noche, pero sí bajar la intensidad lumínica, por ejemplo, desconectando los anuncios luminosos o prohibiendo los haces de luz al cielo, que no tienen ninguna utilidad.
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