El Ayuntamiento de Errenteria dio a conocer ayer que el estudio de contaminación lumínica que quieren llevar a cabo será efectuado por la empresa AAC Centro de Acústica aplicada, por un importe de 36.000 euros, debiéndose realizar el mismo en el plazo de seis meses.La redacción de un estudio sobre la contaminación lumínica y la eficiencia energética del alumbrado público exterior de Errenteria será el objetivo de esta empresa.La institución municipal ha señalado que la «iluminación artificial durante la noche es uno de los requisitos imprescindibles para la habitabilidad de las zonas urbanas, y es también necesario para la realización de un gran número de actividades lúdicas, comerciales o productivas. No obstante, un diseño o un uso inadecuados de las instalaciones de alumbrado tienen consecuencias perjudiciales para la biodiversidad y el medio ambiente, en la medida en que se estén alterando, de manera desordenada, las condiciones de oscuridad natural de la noche».Consumo de energíaPor otra parte, una iluminación nocturna que «responda a criterios coherentes y racionales tiene una incidencia directa en el consumo eficiente de energía y hace posible un notable ahorro energético, dado que este tipo de energía es producido en centrales térmicas de combustibles fósiles (petróleo, gas o carbón) o centrales nucleares», indican fuentes municipales. Añaden, que «en este sentido, hay que tener en cuenta que el uso eficiente de los recursos naturales y de la energía es uno de los principios básicos de Desarrollo Sostenible y un objetivo del proceso de Agenda Local 21 de Errenteria».«Finalmente -señalan las fuentes municipales- una iluminación nocturna excesiva o defectuosa constituye una clara forma de contaminación, en tanto que afecta a la visión del cielo, el cual forma parte del paisaje natural, y como patrimonio común ha de ser protegido. De este modo, la intrusión lumínica hacia fachadas y viviendas y el resplandor luminoso nocturno, junto con el sobreconsumo energético, constituyen la denominada contaminación lumínica».Esta licitación viene a cerrar el círculo de estudios de carácter básico a realizar sobre las diferentes tipologías de contaminación que principalmente afectan al municipio de Errenteria como son la atmosférica, la acústica y la lumínica.El Departamento de Medio Ambiente manifiesta que, entre otras, las herramientas que podrá proponer el estudio serán «cambios de luminarias no eficientes, adquisición de cuadros de alumbrado integrales, instalación de reductores de flujo, modificaciones horarias del alumbrado...»El objetivo del estudio va enfocado a caracterizar el ambiente lumínico y a la optimización de las instalaciones de alumbrado público exterior en función de los factores calidad-consumo energético, definiendo las bases y criterios a considerar en la planificación municipal para reducir consumos, mejorar servicios y atenuar la contaminación.
viernes, 4 de mayo de 2007
Proteger el cielo
La contaminación lumínica es la luz no deseada que invade el cielo por la noche con intensidades, direcciones o rangos innecesarios procedentes de la mala calidad del alumbrado nocturno, público o privado.Hoy es difícil encontrar calles, plazas o espacios urbanos sin iluminación artificial. Los sistemas termosensibles, de disminución y aumento de intensidad en función de la presencia humana, son casi inexistentes. La iluminación nocturna invade fachadas, monumentos, rótulos, industrias, zonas deportivas, gasolineras, puentes, áreas de ocio, aparcamientos, autopistas, avenidas de acceso a aeropuertos… Lugares casi siempre sometidos a una intensa e inadecuada iluminación artificial.
El Colectivo Cel Fosc (Cielo oscuro), un dinámico grupo catalán de aficionados a la astronomía, consiguió que el Parlamento de Cataluña aprobara, por unanimidad, en 2001 una ley pionera, aunque el reglamento de 2005 que la desarrolla cinco años después, devolvió la iniciativa al crepúsculo, cuando podríamos ir a la cabeza de Europa, por una vez.Las farolas no deben dejar escapar la luz fuera de la línea horizontal. Las farolas inclinadas y los globos pierden parte de su luz diseminándola en el cielo. Un despilfarro inútil que se intensifica por las nieblas y la contaminación por partículas. La contaminación lumínica tiene unas repercusiones que no se ven a simple vista. A las económicas se suman las ecológicas y las sociales. Riesgo en la conducciónA todos los daños cabe sumar el peligro para peatones y conductores donde las luces mal orientadas o demasiado potentes hacen perder la agudeza visual que a su vez aceleran la conducción.Gran parte de la electricidad que consume el alumbrado público procede de centrales térmicas alimentadas con combustibles fósiles. El consumo no solo comporta un dispendio público, una contaminación y un conjunto de emisiones de gases de efecto invernadero, en especial de dióxido de carbono.
El caso es que ordenanzas locales y de otras comunidades autónomas obligan a apagar la iluminación ornamental y monumental a media noche en invierno, a reducir el alumbrado de las calles a partir del momento en que la actividad baja al mínimo, consiguiendo sustanciales ahorros que se amortizan en un par de años.
Las luces de Gran Canaria deslumbran a los Palmeros
Gran Canaria/ El partido Los Verdes ha denunciado mediante un comunicado que "el uso excesivo e irresponsable de la energía eléctrica en el alumbrado de exteriores" es la causa de una "agresión medioambiental que ha convertido a Gran Canaria en una antorcha de fotones que impide la visión nocturna de las estrellas y que incluso llega a perjudicar la calidad de las observaciones en el Observatorio Astronómico del Roque de Los Muchachos en La Palma".
Domingo Afonso Martín, candidato de Los Verdes al Cabildo de Gran Canaria, asegura en el escrito que el fenómeno se denomina contaminación lumínica y se manifiesta por la dispersión hacia el cielo de un halo luminoso que recubre las ciudades, visible a centenares de kilómetros según los casos, y las nubes refulgentes como fluorescentes (skyglow).Los Verdes grancanarios consideran que el actual modelo de consumo energético de Canarias basado en el petróleo, "genera residuos que contaminan gravemente el medio ambiente (lluvia ácida, contaminación de los mares, contaminación atmosférica por humos tóxicos) y es la causa principal del cambio climático". "El uso de la electricidad para generar luz ha constituido un innegable factor de progreso, pero no es menos cierto que su mal uso se ha convertido, lamentablemente, en una expresión característica más de nuestro irracional estilo de vida consumista", afirma Afonso, quien critica que "alumbramos alegremente el cielo con fines supuestamente ornamentales, comerciales, propagandísticos y lúdicos".Este hecho provoca el efecto adverso de "ir apagando las estrellas".
EFECTOS DE LA CONTAMINACIÓN LUMINICA
Durante millones de años, los seres vivientes de la Tierra han ido adaptando sus procesos biológicos de acuerdo con dos ciclos astronómicos fundamentales; La sucesión de las estaciones y la alternancia día-noche. La acción del hombre está alterando a gran escala estos ciclos naturales.La contaminación lumínica afecta a nuestra salud y bienestar ya que una variación en la iluminación ambiental natural puede producir alteraciones en los patrones de la liberación de determinadas hormonas (melatonina; cortisol, prolactina y las hormonas del crecimiento) y con ello desequilibrios orgánicos a distintos niveles.El modelo luminotécnico vigente prima el deslumbramiento porque se basa en la falsa concepción de que el exceso de luz incrementa la visibilidad y los ciudadanos, inconscientes de ello, demandan más luz a los responsables públicos, en la creencia de que su seguridad personal aumenta con el exceso. Sin embargo una luz excesiva dirigida a los ojos mientras conducimos de noche tiene un efecto cegador de imprevisibles consecuencias,Otra consecuencia indeseable de la excesiva iluminación nocturna es la intrusión lumínica producida por las farolas mal orientadas y próximas a las fachadas de las viviendas cuya luz entra a menudo por las rendijas de las ventanas invadiendo el interior de las viviendas y nuestra intimidad.Las tradicionales lámparas de mercurio además de contener un elemento altamente contaminante producen una emisión de luz blanca de escasa eficacia lumínica y mayor consumo energético. La contaminación lumínica tiene efectos comprobados sobre la biodiversidad de la flora y la fauna nocturna .El mundo nocturno necesita la oscuridad. De hecho muchos animales han desarrollado sistemas muy complejos para adaptarse a la noche. En Canarias durante los meses de octubre y noviembre, los pollos de pardela cenicienta abandonan el nido y durante sus primeros vuelos nocturnos son atraídos por las luces artificiales, sufriendo caídas y choques al confundir la luz con la línea blanca de las olas del mar. Miles de pardelas cenicientas son tratadas en Gran Canaria y Tenerife por las consecuencias de la encandilación por los excesos de luz artificial y muchas de ellas mueren. Este problema es inexistente en La Palma, dónde se aplican medidas contra la contaminación lumínica.
PROPUESTAS DE LOS VERDES
El gran reto para paliar el cambio climático no es aumentar la energía producida mediante fuentes renovables sino ahorrar energía. Por ejemplo los generadores eólicos instalados en el Polígono Industrial de Arinaga no cubren ni la mitad de la energía que se emplea para su propia iluminación nocturna, a todas “luces” exagerada e innecesaria.Se debe evitar la emisión directa de luz hacia el cielo, mediante luminarias orientadas en paralelo al horizonte, con bombillas bien apantalladas y eficientes, de la potencia adecuada para garantizar la seguridad alumbrando el suelo y no el cielo.Por todo ello Los Verdes han incluido entre nuestras propuestas electorales la ampliación a toda Canarias de La Ley del Cielo, actualmente vigente para La Palma y parte de TenerifeEl Cabildo de Gran canaria debe impulsar los cambios necesarios en las redes de alumbrado público para disminuir la contaminación lumínica. Para actuar correctamente, en este sentido proponemos dimensionar el problema mediante la elaboración del mapa de la contaminación lumínica de Gran Canaria.Pero lo más importante, es que la población tome conciencia del problema y que desde las administraciones se articulen medidas destinadas a concienciar y educar a la población sobre el problema de la contaminación lumínica.Y es que combatir la contaminación lumínica es una propuesta ecologista rentable ya que sustituyendo las arcaicas lámparas de mercurio por lámparas de sodio y diseñando correctamente las luminarias para que iluminen el suelo y no el cielo, ahorraríamos porcentajes mínimos de un 25% en la factura de la luz, pudiéndose alcanzar porcentajes mayores del 40% y de paso estamos combatiendo el cambio climático.
El turismo y el ahorro energético se unen a la astronomía en la defensa del cielo nocturno
Tendría sentido construir telescopios gigantes, con detectores de sensibilidad extrema, que no pudieran ser explotados al máximo porque el cielo que observan no es lo bastante oscuro? En algunas zonas no hay riesgo de que eso pase mañana o pasado, pero ¿y dentro de unas décadas? Para seguir siéndolo, los mejores observatorios del planeta tienen que librar constantemente una batalla contra el avance de la luz artificial. Por algo han sido los astrónomos los primeros en quejarse de la contaminación lumínica, pero ya no son los únicos. En el congreso Starlight, celebrado la semana pasada en la isla canaria de La Palma, biólogos de plantas y animales pusieron múltiples ejemplos de los problemas que genera una naturaleza sin noche. En la conferencia participaron también expertos en turismo, ahorro energético y derecho internacional y se lanzó la Declaración de La Palma sobre la defensa del cielo nocturno y el derecho a la luz de las estrellas.
El único estudio global disponible sobre iluminación artificial de la noche indica que dos tercios de la población mundial (el 99% de los estadounidenses y europeos) viven bajo un cielo nocturno un 10% más claro de la noche natural. Es el umbral que se usa para hablar de cielo contaminado. El estudio es de 2001, y los autores -el grupo de Pierantonio Cinzano, de la Universidad de Padua (Italia)-, estiman un incremento de la contaminación lumínica en Europa y EE UU de entre el 5% y el 10% anual.
Así que Richard Wainscoat, de la Universidad de Hawai y presidente de la comisión de la Unión Astronómica Internacional sobre contaminación lumínica lo tiene claro: "Sólo quedan tres sitios buenos en el mundo para hacer astrofísica de primera línea: el Observatorio Austral Europeo, en Chile; Hawai y La Palma. En Chile donde están los VLT no tienen problemas. En Hawai lo tenemos bajo control, pero tenemos que ser muy cuidadosos, lo mismo que en La Palma". ¿Y dentro de 10 años? "Aquí la gente quiere mucha luz. Tal vez algo tiene que cambiar".El congreso Starlight, organizado por el Gobierno de Canarias, el Instituto de Astrofísica de Canarias (IAC) y otras entidades locales, y con el apoyo de la Unesco, ha pretendido promover ese cambio cultural. La gran novedad, según los organizadores, es que a la defensa del cielo oscuro de los astrónomos se han unido no sólo naturalistas y científicos de ciencias de la vida, sino expertos en educación, energía, empresarios del sector turístico, abogados, políticos e incluso arquitectos. El comité científico de Starlight incluía miembros de la Comisión Europea; de las convenciones sobre Especies Migratorias y Ramsar sobre Humedales; de la Organización Mundial de Turismo; del Consejo Superior de Investigaciones Científicas (CSIC) español, y de varias universidades, entre otras instituciones.
La Declaración de La Palma con que se clausuró la reunión tiene 10 puntos que instan a los Gobiernos a equiparar el "derecho a un cielo nocturno nítido" al resto de los derechos "medioambientales, sociales y culturales" (...). La "progresiva degradación del cielo nocturno" es "un riesgo inminente" al que hay que poner freno desde múltiples ámbitos. El turismo debe ser "responsable", y considerar la noche oscura como "un recurso a resguardar" y como "producto turístico" en sí misma. La comunidad científica debe investigar más el hasta ahora poco conocido -y por tanto "poco valorado"- papel de la noche en los ecosistemas. Las políticas energéticas deben incluir la lucha contra la polución lumínica, porque evitar el desperdicio de enviar la luz al cielo supone ahorrar en energía y en emisiones de gases de efecto invernadero, señala el documento. También se pide que la Red Mundial de Reservas de Biosfera y otras áreas protegidas sean lugares pioneros en la aplicación de medidas de protección del cielo nocturno.
La declaración, explicaron los organizadores, no se traduce por ahora en medidas inmediatas. Falta por terminar de redactar las resoluciones anexas, y por elaborar un plan de acción -hay un mes de plazo-. Después los documentos se enviarán al director general de la Unesco para su traslado, a otras instituciones internacionales. Se creará un comité de seguimiento que vigile el proceso.
En cualquier caso, los iniciadores de la defensa de la noche han sido los astrónomos. Ellos han vivido la paradoja de que el despegue tecnológico, que les ha proporcionado muchos mejores instrumentos, haya corrido paralelo al desarrollo económico, "que ha obligado a los telescopios a migrar a zonas alejadas", dice José Miguel Rodríguez Espinosa, jefe científico del Gran Telescopio de Canarias (GTC), que se inaugurará este año en el Roque de los Muchachos (Instituto de Astrofísica de Canarias), en La Palma. A los detectores del GTC les basta "observar durante un segundo un objeto mil veces más débil de lo que se ve a ojo desnudo para saturarse", dijo Rodríguez Espinosa; en un cielo poco oscuro, por tanto, el telescopio quedaría deslumbrado.
De ahí que en los tres paraísos astronómicos mencionados al principio haya leyes que protegen la oscuridad del cielo. En Chile han cambiado 30.000 luminarias en una treintena de ciudades. En La Palma se aplica desde hace 15 años una Ley del Cielo que regula el alumbrado público y privado, y según Javier Díaz Castro, del IAC, "está resultando efectiva"; el 70% del total de 800 denuncias interpuestas hasta el momento han resultado en la corrección del fallo, y se aspira ahora a eliminar del todo la iluminación más contaminante. Los astrónomos lo agradecerán.
Uno de los trabajos presentados en la reunión mostró cambios en el cielo de La Palma antes y después de la medianoche, límite, según la ley, para apagar un cierto tipo de alumbrado. El objetivo es evitar a toda costa batallas luz-oscuridad como la narrada por Scott Kardell, del observatorio del Monte Palomar (California), acosado por las luces de siete casinos construidos en menos de una década en un radio de 30 kilómetros del observatorio.
El único estudio global disponible sobre iluminación artificial de la noche indica que dos tercios de la población mundial (el 99% de los estadounidenses y europeos) viven bajo un cielo nocturno un 10% más claro de la noche natural. Es el umbral que se usa para hablar de cielo contaminado. El estudio es de 2001, y los autores -el grupo de Pierantonio Cinzano, de la Universidad de Padua (Italia)-, estiman un incremento de la contaminación lumínica en Europa y EE UU de entre el 5% y el 10% anual.
Así que Richard Wainscoat, de la Universidad de Hawai y presidente de la comisión de la Unión Astronómica Internacional sobre contaminación lumínica lo tiene claro: "Sólo quedan tres sitios buenos en el mundo para hacer astrofísica de primera línea: el Observatorio Austral Europeo, en Chile; Hawai y La Palma. En Chile donde están los VLT no tienen problemas. En Hawai lo tenemos bajo control, pero tenemos que ser muy cuidadosos, lo mismo que en La Palma". ¿Y dentro de 10 años? "Aquí la gente quiere mucha luz. Tal vez algo tiene que cambiar".El congreso Starlight, organizado por el Gobierno de Canarias, el Instituto de Astrofísica de Canarias (IAC) y otras entidades locales, y con el apoyo de la Unesco, ha pretendido promover ese cambio cultural. La gran novedad, según los organizadores, es que a la defensa del cielo oscuro de los astrónomos se han unido no sólo naturalistas y científicos de ciencias de la vida, sino expertos en educación, energía, empresarios del sector turístico, abogados, políticos e incluso arquitectos. El comité científico de Starlight incluía miembros de la Comisión Europea; de las convenciones sobre Especies Migratorias y Ramsar sobre Humedales; de la Organización Mundial de Turismo; del Consejo Superior de Investigaciones Científicas (CSIC) español, y de varias universidades, entre otras instituciones.
La Declaración de La Palma con que se clausuró la reunión tiene 10 puntos que instan a los Gobiernos a equiparar el "derecho a un cielo nocturno nítido" al resto de los derechos "medioambientales, sociales y culturales" (...). La "progresiva degradación del cielo nocturno" es "un riesgo inminente" al que hay que poner freno desde múltiples ámbitos. El turismo debe ser "responsable", y considerar la noche oscura como "un recurso a resguardar" y como "producto turístico" en sí misma. La comunidad científica debe investigar más el hasta ahora poco conocido -y por tanto "poco valorado"- papel de la noche en los ecosistemas. Las políticas energéticas deben incluir la lucha contra la polución lumínica, porque evitar el desperdicio de enviar la luz al cielo supone ahorrar en energía y en emisiones de gases de efecto invernadero, señala el documento. También se pide que la Red Mundial de Reservas de Biosfera y otras áreas protegidas sean lugares pioneros en la aplicación de medidas de protección del cielo nocturno.
La declaración, explicaron los organizadores, no se traduce por ahora en medidas inmediatas. Falta por terminar de redactar las resoluciones anexas, y por elaborar un plan de acción -hay un mes de plazo-. Después los documentos se enviarán al director general de la Unesco para su traslado, a otras instituciones internacionales. Se creará un comité de seguimiento que vigile el proceso.
En cualquier caso, los iniciadores de la defensa de la noche han sido los astrónomos. Ellos han vivido la paradoja de que el despegue tecnológico, que les ha proporcionado muchos mejores instrumentos, haya corrido paralelo al desarrollo económico, "que ha obligado a los telescopios a migrar a zonas alejadas", dice José Miguel Rodríguez Espinosa, jefe científico del Gran Telescopio de Canarias (GTC), que se inaugurará este año en el Roque de los Muchachos (Instituto de Astrofísica de Canarias), en La Palma. A los detectores del GTC les basta "observar durante un segundo un objeto mil veces más débil de lo que se ve a ojo desnudo para saturarse", dijo Rodríguez Espinosa; en un cielo poco oscuro, por tanto, el telescopio quedaría deslumbrado.
De ahí que en los tres paraísos astronómicos mencionados al principio haya leyes que protegen la oscuridad del cielo. En Chile han cambiado 30.000 luminarias en una treintena de ciudades. En La Palma se aplica desde hace 15 años una Ley del Cielo que regula el alumbrado público y privado, y según Javier Díaz Castro, del IAC, "está resultando efectiva"; el 70% del total de 800 denuncias interpuestas hasta el momento han resultado en la corrección del fallo, y se aspira ahora a eliminar del todo la iluminación más contaminante. Los astrónomos lo agradecerán.
Uno de los trabajos presentados en la reunión mostró cambios en el cielo de La Palma antes y después de la medianoche, límite, según la ley, para apagar un cierto tipo de alumbrado. El objetivo es evitar a toda costa batallas luz-oscuridad como la narrada por Scott Kardell, del observatorio del Monte Palomar (California), acosado por las luces de siete casinos construidos en menos de una década en un radio de 30 kilómetros del observatorio.
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