martes, 18 de septiembre de 2007

Asturias reluce más que su cielo

Asturias alumbra tanto que está empezando a dejar de ver su cielo. La región, y especialmente el área central, se encuentran entre las zonas más afectadas por el fenómeno de la contaminación lumínica, un nuevo tipo de polución que impide a los observadores distinguir las estrellas del firmamento. El problema consiste, en líneas generales, en un exceso de luz en las poblaciones que genera un resplandor que hace invisible el cielo. En las grandes ciudades del mundo es común observar por la noche un gran globo de luz que se eleva varios kilómetros por encima de los edificios. Se trata de un fenómeno que se produce igualmente en el área metropolitana asturiana, debido a la concentración de núcleos de población medianos en pocos kilómetros, y a un desarrollo industrial cada vez más acusado en esta parte de la región. Todo ello acompañado de cada vez más autovías que vertebran el territorio y que están iluminadas «en exceso y mal», advierten los expertos en este tipo de contaminación. Así las cosas, y en vista de que Asturias reluce ya a vista de satélite como lo pueden hacer Madrid y la zona centro del país, Cataluña, País Vasco, Andalucía, el Levante o la cornisa atlántica, los expertos consideran que ha llegado la hora de tomar medidas para reducir este tipo de contaminación, que no sólo afecta a la visión nocturna de la bóveda celeste, sino que resulta muy dañina también para algunas especies animales nocturnas, y para muchas aves migratorias que hasta ahora tenían las estrellas como referencia en sus viajes. La comunidad canaria es pionera en el trabajo para conseguir un cielo limpio de reflejos que deje las estrellas al descubierto. Cipriano Marín es el coordinador de la iniciativa «Starlight» («luz de las estrellas»), un programa que promueve la Unesco para luchar contra el fulgor que desprenden las ciudades ocultando el cielo, y para reivindicar la calidad del cielo nocturno y el derecho a observar las estrellas. Desde este programa de acción, Marín propone algunas medidas que se podrían aplicar en el ámbito asturiano para llegar a tener un cielo limpio de impurezas brillantes, porque la situación comienza a ser alarmante. «En el Norte, aunque el tiempo esté despejado, un observador puede llegar a ver en la actualidad, y con suerte, únicamente un centenar de estrellas, de las 3.000 que veían nuestros abuelos», asegura este experto. En una región como ésta, con un gran potencial en sus paisajes y en el sector turístico, la protección de sus cielos nocturnos, «el mayor espectáculo gratuito que existe», se hace indispensable, señala el experto. Por ello, habría que comenzar a aplicar algunos de los sencillos principios del «Starlight», que promueve un uso racional de la iluminación artificial, para minimizar el resplandor que provoca en el cielo. Marín explica que existe ya tecnología suficiente para evitar este derroche de luz que ciega los cielos, y sólo se trata de una cuestión de «voluntad y saber elegir». Como ejemplo más palpable propone la utilización de lámparas de sodio, que no contienen elementos nocivos para el medio ambiente y que no generan tanta luminosidad. Las grandes superficies comerciales del área metropolitana o los complejos deportivos de la región podrían satisfacer sus necesidades de iluminación con este tipo de luminarias «que están al alcance de todo el mundo que las quiera utilizar», sostiene el coordinador del «Starlight». En el caso de las autovías y carreteras de la región, el derroche de luz es más evidente, apunta Marín, quien recuerda que no es necesario colocar una farola cada pocos metros en incorporaciones o travesías. Otro tipo de medidas podrían ser tomadas directamente por los ayuntamientos asturianos, como por ejemplo la supresión de las farolas de globo, que proyectan la luz en todas las direcciones cuando en realidad sólo deben alumbrar a los viandantes. De momento, sólo Canarias dispone de un espacio limpio para la observación del cielo desde la isla de la Palma, pero muchas otras provincias están empezando a trabajar en la protección de un espacio «en el que hasta ahora no se estaba pensando demasiado». Córdoba, Valencia, Sierra Nevada, Cataluña o países como la República Checa, Suiza o Italia han comenzado a tomar medidas en este sentido, si bien «cualquier Ayuntamiento u organización puede sumarse a los principios del "Starlight"», señala Marín.
Luján PALACIOS. Lne.es. Oviedo. 19/08/2007

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