Debemos congratularnos por la iniciativa del alcalde de San Sebastián para reducir en 800 toneladas las emisiones de CO2 en la ciudad. Es un acierto el tomar en consideración acciones para prevenir el cambio climático, una de las amenazas más graves que pesan sobre la sociedad. Nos ha sorprendido que en el decálogo de medidas propuestas no tenga un lugar destacado la adecuación del alumbrado público, un asunto que está especialmente en manos del Ayuntamiento. El consumo de energía para la iluminación de calles y monumentos es una considerable fuente de emisión de CO2, que no está precisamente optimizada. Que sepamos, no se ha acometido un estudio para valorar el grado de ajuste a las recomendaciones de la Comisión Internacional del Alumbrado, ni el potencial de ahorro. Pero según la experiencia de ciudades con iluminación de características semejantes a la de Donostia, se estima que aquí la adecuación del alumbrado reduciría emisiones en 4.000 (cuatro mil) toneladas de CO2 al año y su factura eléctrica bajaría de 1.750.000 a cerca de 1.000.000 euros anuales. Además, combinando las medidas de eficiencia con las de control de la iluminación que nuestras asociaciones recomiendan, se conseguiría eliminar la intensa contaminación lumínica que hay ahora. Como se ve, las ventajas medioambientales de la estrategia serían de gran calado.Cierto es que más de la mitad de las luminarias urbanas deberían ser modificadas, y eso acarrea un gasto, pero seguramente no superior a los 5 millones de euros que ahora proyectan dedicar a placas fotovoltaicas. En todo caso, el ahorro inherente en consumo eléctrico permitiría amortizar en pocos años la nueva instalación. Quizá, sabiendo que la ciudadanía está (mal)acostumbrada desde hace tiempo a niveles de alumbrado excesivos, quedaría una labor de información y justificación de los cambios llevados a cabo. Aclarando que se trata de eliminar la luz superflua (la que se envía al cielo, a las ventanas de las viviendas, o las áreas naturales), y que lógicamente el objetivo es lograr un alumbrado que garantice plena seguridad vial sin incurrir en sobreconsumos de energía. Esta labor educativa puede antojarse ardua; pero la vocación por difundir y fomentar actitudes cívicas (ligadas ahora al consumo racional de energía) ha sido siempre un rasgo propio de los grandes alcaldes.
martes, 5 de junio de 2007
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2 comentarios:
Estimado Federico:
Esta carta tiene autores, además de ir asociada a la publicación y día en el que apareció publicada.
Un rápido vistazo al resto de entradas confirma que esta situación se repite.
Te ruego que, por respeto a unos y otros, y para no inducir a confusión a los lectores de tu bitácora, incluyas toda esta información.
Gracias,
Carlos Herranz
Presidente,
Cel Fosc, Asociación contra la Contaminación Lumínica
Estimado Carlos,
Agradezco tu comentario y tomo nota del mismo. Tienes toda la razon. Todas las nuevas entradas a partir de hoy seran debidamente acreditadas. Un abrazo.
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