La plaza de Amaía, de Bertamiráns, luce desde hace unos días una nueva imagen nocturna tras el cambio de iluminación promovido por el departamento de Servizos Básicos. Con un coste que roza los treinta mil euros, el proyecto técnico ha servido para reducir los niveles de contaminación lumínica, que provocaban fugas de luz por el diseño de las farolas y el tipo de bombillas.El nuevo alumbrado ha mejorado la calidad y la cantidad de la luz, pese a suponer un ahorro energético gracias a la altura que se le ha dado a las nuevas farolas y a la distribución de los focos, que dirigen la luz hacia el suelo, reduciendo así la iluminación que entra en las viviendas y la que se desvía hacia el cielo. Además del cambio en el tipo de foco y de la instalación de farolas de mayor altura, la nueva luz, que se asemeja a la del día, también se consigue con una distribución distinta de estos focos.Para ejecutar este proyecto no fue necesario realizar grandes obras, ya que se aprovecharon los anclajes antiguos para instalar cinco nuevas farolas.
martes, 5 de junio de 2007
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