Las nuevas áreas urbanizadas de Miranda cuentan ya con estos dispositivos. Ahora van a extenderse a otros puntos de la ciudad. Los reductores de flujo, con los que se consigue un nivel de ahorro energético de entorno al 40%, pretenden convertirse en los mejores instrumentos para regular la potencia del alumbrado público de la ciudad y, con ello, bajar el importe de una factura anual que, en Miranda, asciende a los 721.000 euros.El responsable de Obras se felicitó de una medida que convierten a Miranda en una ciudad «pionera en la utilización de estos dispositivos» consiguiendose reducir los efectos de la contaminación lumínica «y considero que es la práctica que se debe seguir».Estos equipos, que cuestan 39.000 euros, funcionan automáticamente disminuyendo el nivel de potencia de la red de farolas que gestiona, a partir de una determinada hora de la noche, cuando el nivel de tráfico es simbólico.A esta medida se han unido recientemente otras, como la colocación de unas 800 farolas de ahorro energético en diferentes áreas del centro de Miranda.
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